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En el mercado mayorista no se puede distinguir entre la energía renovable y la no renovable

 

Por imperativo de la Comisión Europea y desde el año 2007, se lleva implementando en España un sistema para potenciar la producción de energía a partir de energías renovables garantizando el origen de la electricidad. Esto se concreta con el certificado de Garantía de Origen (GdO). 

 Precisamente, la Directiva 2009/72/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 13 de julio de 2009 establece que los Estados miembros deben garantizar que los suministradores de energía eléctrica faciliten una información fiable a sus clientes. Pero, ¿cómo se lleva a cabo? Y, sobre todo, ¿es realmente transparente?

La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) es la encargada de establecer el método para calcular y medir la contribución de cada fuente energética primaria en el mercado eléctrico total, así como su impacto en el medioambiente. Para ello, la CNMC recurre al etiquetado basado en el sistema de garantías de origen de la electricidad. Esta es la única herramienta que contempla para que las compañías informen a los consumidores y justifiquen la aparente “electricidad verde” que comercializan.

De esta forma, las distintas comercializadoras deben indicar en sus facturas la contribución específica de cada fuente de energía primaria en el conjunto de energía eléctrica que suministró en el año anterior. Además, las compañías deben especificar cuál es su impacto ambiental y las emisiones totales de COasociadas y residuos radioactivos.

Desde hace años se observa una tendencia a reducir la generación del sistema eléctrico con energía no renovable en favor de la renovable, aunque no es suficiente. En 2019, del total de 260.829 GWh, 97.913 (37,5%) era de origen renovable mientras que 162.912 no renovable (62,5%). En 2020 la producción cayó pues se generó un total de 251.333 Gwh de los cuales renovables fueron 97.913 (44%) y no renovables 140.767 (56%). Actualmente, en lo que llevamos de 2021 la tendencia parece haberse invertido a primera vista ya que el 51,5% del total son renovables mientras que el 48,5% no renovables, según Red Eléctrica de España.

Lo relevante del asunto es que en España le energía se adquiere en el mercado mayorista de electricidad, también conocido como pool eléctrico, donde se compra y se vende electricidad todos los días. En él intervienen productoras, distribuidoras y comercializadoras que acaban por gestionar el precio de la luz según la oferta y demanda del momento.

Sin embargo, a pesar de distinguir entre fuentes renovables y no renovables, resulta imposible separar una energía de la otra pues la red no diferencia los electrones que se han generado según su origen. Con lo cual, no se puede generalizar alegando que el 100% de la energía que vende una compañía procede de fuentes de energía renovables porque es imposible que sea así. Por tanto, aunque en el certificado aparezca esta garantía de origen, no es un dato fiable al completo. 

ADICAE insta a los consumidores a ser críticos al respecto y a no dejarse llevar por el certificado de garantía de origen de las comercializadoras en general. Es importante que se tenga en cuenta el cómputo global del origen de la energía, pero resulta prácticamente imposible separar la energía renovable de la no renovable a la hora de elegir una comercializadora.

En definitiva, el 100% de la producción total una compañía no es renovable, por más que lo quieran constatar. Y, por ello, es necesario reformular los criterios a tener en cuenta para obtener el certificado de garantías de origen. Los consumidores deberían conocer todos los aspectos que se tienen en cuenta para la sostenibilidad y esto se pone en práctica con métodos más transparentes.

A su vez, el autoconsumo es un método que se podría barajar de forma que la energía renovable que produce el consumidor influya en el cómputo global de la Red Eléctrica. Sin embargo, todavía falta mucho para que se logre una mayor eficiencia energética con la mayor cantidad de fuentes y energías renovables posibles. 

 

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