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Reforma del mercado financiero europeo: prioridades para la nueva comisión europea

Los eurodiputados en el Parlamento Europeo tuvieron la  oportunidad de cuestionar, no sin razón, a Jonathan Hill (Lord Hill para los más britanizados) quien ha sido nombrado nuevo Comisario de esta nueva cartera. La nominación de Lord Hill ciertamente elevó varios aplausos y algunas cejas. La sensación era que el lobby financiero había conseguido colocar a su hombre en una posición muy poderosa, influyente. Representantes de la sociedad civil y de los consumidores dieron la alarma dadas las conexiones anteriores de Lord Hill con el sector financiero, que no son pocas. 

Pérfil cuestionado

Cierta es la afirmación de que el futuro de los derechos de los consumidores de servicios financieros no parece el mejor con alguien con el pasado de Lord Hill. No menos cierta es la de que debemos juzgar a Lord Hill (o cualquier persona para esa materia) por sus acciones, no por su pasado, y que lo más importante es la creación de esta nueva cartera de servicios financieros, no el individuo que la dirija. Porque al fin y al cabo,  la Directiva General de Mercado Interior ofrece una gran oportunidad para centrarse en la reconstrucción y la reforma de un sistema financiero quebrado y cualquier cosa que se proponga desde la Comisión en ese u otro sentido deberá ser ratificado, rechazado o negociado con el Parlamento y el Consejo  Europeo en los ya famosos (y no del todo transparentes) triálogos. Ahí están los principales riesgos, ya que los poderosos servicios financieros presionan con un único punto de enfoque, el propio, pero no solamente a los funcionarios que estan al frente de la Comisión.

La carta de nombramiento del Presidente Electo Juncker al Comisionado Electo Hill fue muy alentadora a priori. Se establece en términos muy claros lo que se espera que el nuevo Comisario propuesto pueda lograr en términos de hacer que los mercados financieros funcionen para la economía real y los consumidores. Pero del dicho al hecho, hay un trecho.

El desafío de reconstruir los mercados financieros

El nuevo Comisario para la Estabilidad Financiera, los Servicios Financieros y los Mercados de Capital se enfrenta a un enorme desafío: reconstruir los mercados financieros y que los mercados funcionen para los ciudadanos de la UE. Recordemos lo que está en juego aquí. La crisis en los mercados financieros se volvió rápidamente en una crisis económica en forma de recesiones graves en toda la Unión Europea, que luego se convirtió en una crisis social (la sociedad está recogiendo la factura por el fracaso y los abusos de la industria de las finanzas). No se debe olvidar de que las acciones del sector financiero han casi destrozado las economías de Europa (algunas de las principales economías todavía no se han recuperado) y los hogares están pagando un precio terrible. Pero, no sólo el sector financiero amenaza la estabilidad y la integridad de nuestro sistema financiero, los gobiernos y las instituciones han fallado en muchas de sus funciones económicas y sociales básicas. 

No podemos permitir que las acciones de la industria financiera amenacen esa destrucción económica y social de nuevo y tenemos que hacer que los mercados financieros funcionen en beneficio de la sociedad, no al revés. Entonces, ¿será Lord Hill capaz de hacer lo qué hay que hacer?. La duda es razonable, pero que las ramas funcionariales y burocráticas no nos oculten el bosque de los retos prioritarios que quedan por delante.

Habrá nuevas crisis financieras en el futuro por lo que no hay apenas dudas de que la nueva Comisión continuará con las reformas destinadas a restaurar y mantener la estabilidad financiera (regulación macroprudencial) y haciendo que nuestras principales instituciones financieras sean más resistentes a las crisis financieras futuras (regulación microprudencial). 

Hacer que los mercados financieros funcionen

Pero también tenemos que evitar cargar el coste de dichas regulaciones una vez más sobre los consumidores e iniciar una serie de reformas importantes en el tercer desafío de hacer que los mercados trabajen para la sociedad, la economía real y los usuarios. ¿Qué significa que los mercados funcionen? Significa mejoras importantes en la forma en que el sector financiero realiza funciones económicas y sociales básicas: 

- proporcionando a largo plazo el capital sostenible y eficiente para la asignación de recursos a la economía real, no a la especulativa;

- intermediación financiera eficiente y transparente (potenciar la capacidad de ahorro y la concesión de préstamos justos, adecuados y no abusivos); 

- proporcionar un sistema eficaz, flexible, accesible y seguro de transmisión de dinero bancario; 

- gestión eficiente de los riesgos; 

- asegurar de que los usuarios financieros tienen acceso bien informado a productos justos, seguros y asequibles y a los servicios adecuados que necesitan para ayudarles a ahorrar para la jubilación, la protección efectiva contra los riesgos de perder sus ingresos y/o la salud y así sucesivamente. 

Competencia e innovación, sí, pero de utilidad social

Hay mucho por hacer, también cortar la enorme pérdida en áreas críticas tales como la banca de inversión y gestión de activos. Ha habido una gran cantidad de "innovación" financiera durante las últimas dos décadas - nuevos productos e instrumentos financieros, nuevas tecnologías, nuevos servicios y capas de intermediarios financieros - que supone una competencia furiosa entre los agentes en los mercados. 

Pero hay que distinguir entre la ilusión de la innovación y la actividad de la competencia, y la competencia e innovación de utilidad social. Recordando las funciones económicas y sociales fundamentales descritas anteriormente, estas nuevas actividades e innovaciones no han producido que los mercados funcionen mejor para la sociedad. De hecho, el efecto neto fue la introducción de mayores riesgos para  el sistema financiero y para los usuarios y la asignación ineficiente de los recursos para usos económicos productivos, mientras que la industria financiera global fallaba estrepitosamente en su teórica misión de proporcionar los mejores rendimientos ajustados al perfil de riesgo de los ahorradores, agravada por la extracción de valor en la forma de cantidades indecentes de comisiones y gastos.

Los usuarios no hemos olvidado el daño que el sector financiero ha causado a nuestras economías. Por otra parte, los bancos de inversión, analistas y gestores de fondos son árbitros autodesignados de la eficiencia económica, es decir, sus acciones, opiniones y dictámenes pueden afectar los precios y obligar a las empresas de la economía real a reducir costes y, lo más importante, empleos. La dolorosa ironía es que el sector financiero no es muy eficiente. Los profesionales de las finanzas (que por cierto suelen estar muy bien pagados y en algunos casos hasta irregularmente financiados) deben ser obligados desde ya mismo a rendir cuentas en su justa medida y a asumir responsabilidades.

Por lo tanto, esos son los retos futuros del nuevo Comisario. Esto necesita una política dura contra los que cometen abusos y reformas regulatorias eficientes con una supervisión robusta. 

Freno a los lobbies financieros y mayor participación de los consumidores

Pero si queremos que esto ocurra, las actividades de los poderosos lobbies de la industria, esos para los que trabajó Lord Hill hasta hace dos días, influyentes y con buenos recursos, deben ser severamente restringidos. La industria gasta alrededor de 120 millones de euros al año en tratar de influir en las políticas y las regulaciones europeas (gasta más que la sociedad civil en una proporción de 30:1). La industria también domina los comités técnicos y grupos consultivos importantes que influyen en el desarrollo de políticas y regulación. Cuanto más éxito tengan los grupos de presión (lobbies) de la industria , más daño se hace al interés público y a los consumidores. 

Por otra parte, una política efectiva y una mejor regulación necesita la participación de la sociedad civil y de los representantes de los consumidores si queremos evitar el pensamiento único e interesado de unos pocos en la formulación de políticas y su endiablada y sesgada regulación como en el período previo a la crisis financiera. 

Una auténtica reforma a favor de los usuarios

Así que, ahí lo tenemos. Las políticas y las decisiones que tome la nueva Comisión tendrá consecuencias de largo alcance para la UE y especialmente para  los maltrechos servicios financieros de algunos estados. Hay mucho en juego. Lord Hill y el resto de comisarios europeos, así como los miembros del Parlamento y del Consejo, no deben olvidar que esta vez los representantes de la sociedad civil harán campaña tan duro como sea posible para luchar contra los grupos de presión de la industria para que por fin se pueda producir una auténtica reforma en favor de los usuarios y de la economía productiva. Tiempos interesantes se avecinan. Hay que seguirlos de cerca.

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